domingo, 4 de mayo de 2008

1° de Mayo


Balance del Gobierno de Néstor Kirchner

Al conmemorarse un nuevo aniversario, en el que recordamos a los mártires de Chicago, cabe reflexionar que dejó la etapa de Gobierno presidido por Néstor Kirchner. Dicho proceso que comienza con el gobierno de Eduardo Duhalde, con la aplicación de la pesificación asimétrica, que produce un desplome de la capacidad adquisitiva del salario, generando un gran beneficio al sector exportador en general, gracias a la reducción del costo laboral a niveles asiáticos. Dicha diferencia también favoreció al Estado que recupera niveles de ingresos no coparticipables, que pone a la Nación muy por encima de los niveles de recaudación de las provincias, en una situación similar a la que tenía a la Provincia de Buenos Aires con respecto a la Federación, antes de la batalla de Pavón.
Dicho modelo se diferencia con respecto al de la década del ’90 en un crecimiento macroeconómico que se autonomiza del destino del país, ya que el beneficio no se traduce en el desarrollo colectivo de la Nación; el beneficio queda en los mismos sectores privilegiados en los ’90. Por supuesto, este modelo de crecimiento genera mayor contención que el anterior, que fue devastador, pero la línea de sustento de este modelo actual divide claramente a la Argentina en una sociedad privilegiada, una sociedad intermedia y una subsociedad: la sociedad privilegiada, cuya riqueza se multiplica por setenta por sobre los mas pobres, que vio sus obligaciones licuadas por la pesificación, en muchos casos subsidiadas sus pérdidas y beneficiadas por la caída real del costo laboral; un pequeño sector, que podemos denominar sociedad intermedia, que en relación de dependencia, especialmente las relacionadas con sindicatos oficialistas, que han mantenido su capacidad adquisitiva y en otros casos las han superado, funcionando así como tapón social ante cualquier reclamo popular, y al final el 50% de la clase trabajadora fuera del esquema regular de trabajo, que en completa irregularidad aportan con la devaluación del valor de su trabajo, a este crecimiento autónomo, quedando como subsociedad o variable de ajuste. Claro es que si la totalidad de la masa trabajadora estuviera bajo el amparo que establece la ley, y con gremios representativos que luchen por sus intereses y éstos consiguieran actualizaciones salariales equivalentes, por ejemplo al del Sindicato de Camioneros, la diferencia producto nueva convertibilidad de 3 x 1 se pulverizaría. En esta subsociedad están también los jubilados que lejos de la lucha de Norma Pla que exigía 450 (pesos-dólar), hoy perciben en general un salario mensual de 204 dólares estadounidenses y sumándose, con mas penas que glorias, los sectores de profesiones liberales que soportan gravámenes muy por encima de su real capacidad económica.
Otra característica de este modelo, es el aumento sustancial de recaudación del estado central, que sigue sosteniendo como principal fuente, el impuesto al consumo (IVA), que como madre de todas las injusticias, grava servicios y alimentos a todos por igual, sin distinción de clase o situación social, igual que en el proceso militar y los ’90. También, gracias a las imposiciones no coparticipables y a un injusto sistema de coparticipación, nos encontramos ante el raro escenario de regiones que aportan millones de pesos en concepto de retenciones a la exportación. Al mismo tiempo tienen que salir las cooperadoras escolares de esas mismas regiones a vender rifas para cambiar algún vidrio roto en las escuelas o remendar con sobre trabajo al sistema de salud, para que ésta pueda prestar un cada vez mas precario servicio. Por otra parte, el régimen centralista de coparticipación federal tiene el mismo carácter, el ejemplo mas claro es el de la provincia de Buenos Aires, que aporta al Tesoro Nacional el 35% del total recaudado en impuestos y sólo recibe el 6,2% de coparticipación, desfinanciando a la provincia, que es incapaz, con estos niveles de recursos sostener los gastos generales para su funcionamiento.
En los cuatro años de gobierno de Néstor Kirchner, se destacó el discurso demonizador del régimen neoliberal de los ’90, pero no ha hecho nada mas que consolidarlo. Al avance brutal del neoliberalismo de los ’90, ha llegado el Kirchnerismo a consolidar sus logros; a la entrega del patrimonio nacional de Menem, Kirchner las prorroga y subsidia como el caso de la explotación petrolera y la minería o las libera como la pesca, tampoco rectifica la reforma de 1980 de Martinez de Hoz, en la que elimina aportes patronales para la Previsión Social y FONAVI, suplantándolo con fondos de la masa coparticipable y transfiriendo a las provincias los servicios de educación y salud. Actualmente, la Municipalidad de Gral. Pueyrredón afronta un gasto mensual que supera los $40.000.000.-, que debe afrontar con tasas de servicio. Tampoco modificó las políticas sobre economías regionales a las cuales no les llega el beneficio de la política cambiaria, siguen al margen de servicios de salud, educación y aisladas por las determinaciones tanto del proceso militar como del gobierno de Menem, de levantar los servicios ferroviarios, aislando a las comunidades del interior, que empobrecidas generan el éxodo a las grandes ciudades que ya están en colapso estructural.
Muchos son los puntos que nos faltaría enumerar, pero los expuestos son suficientes para desmentir su postura progre-izquierdoza, ya que queda demostrado en hechos que no van a tocar las conquistas del neoliberalismo conseguidas en los ’90, aunque las critiquen en el discurso.
Actualmente con la Presidenta Cristina Fernández, se ve claramente la continuidad de las mismas políticas, con una fuga de capitales en concepto de pago de deuda externa y de remesas por utilidades de las empresas multinacionales, que supera toda gestión anterior, y que con extravagantes anuncios de tren rápido, ofende la inteligencia del ciudadano del interior, quien observa la ambigüedad en el trato de su problemática, que lo hace rememorar el anuncio de Carlos Menem de:” argentinos al espacio”.
Es claro que el camino de recomposición del país, luego de la crisis de 2001, iba a ser difícil y nadie esperaba ningún milagro inmediato, pero también es cierto que las actuales circunstancias son mas que positivas para empezar a ordenar a la Nación, con la única exigencia que es la voluntad política de hacerlo.

Pablo Aceto - Beatriz França e Leite - Maximiliano Olivera

El presente documento es en conjunto con el
Partido Socialista Auténtico
en Proyecto Sur Mar del Plata

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